Memorias Sonoras de la Reconciliación

Episodio 4. Camino a la Esperanza

Por: Daniel Cartagena

Este capítulo cuenta la historia de un residente de Casanare, por motivos de seguridad su nombre será Juan, quien vivía en el municipio de la Paz de Ariporo, lugar próspero pero marcado por un alto índice de violencia.

Este era su hogar y el de su familia. Juan, quien, siendo representante legal de una hacienda, el 16 de Julio de 1996 se vio en la obligación de abandonar su vivienda y su vida por amenazas de muerte.

En busca de una nueva vida para él y su familia, decide ir a Sogamoso, Boyacá, donde gracias a sus negocios y capital recogido a lo largo de su vida, logra ubicarse en un buen lugar. Una oportunidad y esperanza que duró poco, pues las amenazas y las personas que lo perseguían llegaron hasta su nueva residencia y se vio en la obligación de fijar un nuevo rumbo: Bogotá “la ciudad de las oportunidades”.

Una ciudad prometedora, pero no para todos, pues Juan y su familia seguían recibiendo amenazas y el único escape era vivir en un barrio “humilde”. Fue así como llegaron a Ciudad Bolívar, localidad que suplió comodidades e inclusive necesidades primarias, como la comida y la educación de su único hijo.

Su paso por este lugar no se extendió por largo tiempo, pues gracias a un amigo se trasladaron a Suba Compartir, donde reuniría lo necesario para días después, y con la expectativa de recuperar algo de lo perdido en su tierra, emprender el rumbo hacia Casanare.  

Sin poder dar más de cinco pasos tuvo que devolverse a Bogotá ya que volvió a recibir amenazas más fuertes aún. Pasando del idilio de la esperanza y ya resignado con su destino decide tomar un nuevo camino: Pedir ayuda del gobierno mediante la Unidad de Reparación de Víctimas. Ayuda que nunca recibió agravando su situación, pues su esposa desarrolló cáncer, enfermedad que la llevó a la muerte.

Juan relata haber superado todos los obstáculos, la desilusión de su tierra perdida y los momentos difíciles, salvo uno: la muerte de su esposa. Esta situación lo llevó a una gran depresión, pues la mujer que lo acompañó en la verdes y maduras, ya no estaría apoyándolo.

Afortunadamente Juan se hizo fuerte, y un día decide levantarse de la cama y dejar de llorar la ausencia de su esposa, en su lugar, comenzó a agradecer por lo vivido y siguió adelante por el futuro de su hijo promoviendo un mensaje de paz.  

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